La gamificación o aprender jugando.
Esta técnica de aprendizaje surge como alternativa de los esquemas de la enseñanza tradicional y se basa en emplear juegos en el ámbito educativo. Se puede utilizar para conseguir distintos objetivos como afianzar o adquirir conocimientos, mejorar habilidades, recompensar algunas acciones, etc.
Esta técnica va ganando terreno en el ámbito educativo ya que debido a su carácter lúdico permite una mejor asimilación de los contenidos y, además, incide positivamente en la motivación del alumnado.
En su aplicación, se trasladan las reglas de los juegos al aula. El juego puede consistir en acumular puntos, superar niveles, obtener premios, realizar desafíos, misiones o retos.
Para aplicar la gamifiación en el aula será preciso, en primer lugar, definir el objetivo. Esto es, establecer los conocimientos que queremos que los alumnos aprendan o afiancen mediante el juego. En segundo lugar, es preciso plasmar ese objetivo en una propuesta lúdica. En tercer lugar, será necesario proponer un reto específico, que responda a la pregunta ¿qué tenemos que conseguir?. Será igualmente importante establecer las reglas del juego y crear un sistema de recompensas.
Durante mi experiencia docente en educación no reglada he podido constatar cómo la gamificación contribuye notablemente a captar la atención del alumnado y a potenciar su motivación hacia el aprendizaje. Trabajo en una entidad social donde impartimos clases de alfabetización a menores extranjeros no acompañados tutelados y ex tutelados por la ciudad autónoma. En su mayoría, apenas tienen unas nociones básicas del idioma pero todos o casi todos cumoplen con un denominador común: las ganas de aprender, el esfuerzo y la dedicación. Utilizamos un manual de 8 temas, cada uno de los cuales está orientado a aprender el vocabulario y las nociones lingÜísticas básicas de una actividad de la vida cotidiana, como hacer la compra, alquilar una vivienda, acudir al médico, etc. potenciando la comunicación oral de forma preeminente frente a la expresión escrita ya que en su mayoría son jóvenes con un proyecto migratorio y su objetivo es salir cuanto antes de la ciudad rumbo a la península. Pues bien, a lo largo de mi experiencia he podido constatar que, en momentos en los que la motivación y la atención flaquean, introducir un juego, aunque sea básico, como por ejemplo el ahorcado, renuevan las ganas y la ilusión por aprender. Incluso, diría más, les ayuda a socializar pues a través del juego se atreven a participar aquellos que durante las clases se muestran más tímidos o les cuesta desenvolverse.
En definitiva, el juego no sólo implica diversión constituyéndose en una herramienta muy valiosa para el aprendizaje.
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